Lo que todas necesitamos saber
enero 22, 2019Si no crees en la medicina natural y energética, este artículo es para tí.
febrero 25, 2019En mi experiencia a través de los años he escuchado repetidamente ¿Yo terapia? ni loca..eso es para los locos o para la gente con problemas serios… Me da verguenza decir que estoy en terapia porque pensarán que estoy loca…Tenía tu número hace meses pero no me animaba a llamarte…Tengo una tara (soy corta) por eso estoy aquí…Tengo resistencia a este espacio porque tengo miedo a tocar mi dolor…Me da mucha vergüenza que veas como soy y como pienso…Vas a pensar que estoy loca…No voy a terapia porque me van a interpretar y no van a entender mi mundo interior, mis necesidades…hay algo en mi que no está bien y no sé que és…le tengo rechazo a los terapeutas y un largo etc.
La psicología ha ido evolucionando a lo largo del tiempo y a veces tengo la sensación de que seguimos interpretándola como si fuéramos a la consulta del Dr. Freud en los años 30. Por eso creo que es necesario resignificar esta palabra y este proceso, actualizarlo para darle un valor más ajustado a nuestra época actual.
La terapia, un nuevo modelo de bienestar femenino.
La terapia es un acompañamiento terapéutico que ofrece ayuda, apoyo y orientación. En mi caso, al ser mujeres, este espacio favorece que cada una pueda crear un estado de salud y bienestar ajustado a su verdadera esencia, expresar su verdad, recuperar el poder de su feminidad, desplegar su potencial, crear sus ritos cotidianos y actitudes medicinales propias. En resumen, que pueda ser una mujer consciente y comprometida con su aprendizaje de vida.
Para lograrlo es necesario dejar de centrarnos en la carencia y concentrarnos en la esencia. Cuando una mujer llega a terapia tiene un amplio conocimiento de sus sombras, bloqueos, heridas, sabe muy bien de qué pata cojea, aunque no sepa por qué lo hace. Pero cuando le pregunto: ¿Para qué es buena? ¿Cuáles son sus dones y talentos? ¿Qué tipo de mujer es? ¿Qué “medicina” aporta a su comunidad?. Me encuentro con un vacío, el mismo vacío, desconocimiento y desconexión que me llevó a mi a iniciar un proceso terapéutico. Es casi obvio que así sea, ya que somos hijas del patriarcado, vivimos en una sociedad que no estimula ni educa a las mujeres en sus fortalezas, sino que sólo contempla y engorda a los arquetipos de la madre (cuidadora, bondadosa, que se preocupa por los demás) y el de la virgen doncella (la presión de ajustarnos a un modelo de ser productivas, flacas y divinas).
La terapia es un espacio de autoconocimiento y crecimiento personal, cuya función es que puedas examinar tu vida para despertar la conciencia de lo que es importante y esencial para ti, que tomes decisiones desde tu libre voluntad, que te permitas reconocer, sentir y liberar el dolor emocional para conectar con tus virtudes, sentimientos nobles y con tu guía interior para que te oriente hacia tu camino de bienestar.
¿Cómo ocurre la sanación, cómo cura un terapeuta?
La palabra curar etimológicamente viene de cuidar. Lo que sana es el espíritu, por eso, el terapeuta es el responsable de cuidar y guiar el espacio para que el espíritu de la persona despierte, se manifieste y así pueda llevar adelante su propósito de vida. La sanación es un proceso espiritual personal donde cada mujer es intervenida por su guía interior, su sanadora o maestra interna.
El terapeuta es un curador cuando hace de este espacio una ceremonia, fuera de todo contexto religioso o ideología filosófica. Etimológicamente la palabra ceremonia deriva de cere: corazón y monia: evento. Por eso, es necesario que el proceso terapéutico sea el escenario que te permita abrir el corazón y la conciencia para poder integrar todo lo que eres: cuerpo, emoción, mente y espíritu.
Y este sostenido por una actitud de cuidado a través de la escucha activa, presencia, empatía, confidencialidad, una formación técnica adecuada, conocimientos, habilidades humanas y un entorno acogedor y ético. Por supuesto, desde mi visión, yo apuesto a una relación que respete las creencias, valores, autonomía y ritmo de cada mujer. Por eso, no es una relación de amistad, es una relación afectiva de sintonía terapéutica.
Para mi, la terapia es un viaje hacia lo desconocido
Ninguna terapia es igual a otra, no existe un abordaje que nos vaya bien a todas por igual, por que cada mujer es única. Por esta razón, mi estilo de terapia está adaptada a tus necesidades, a quién eres y a tus preferencias. Es un viaje hacia tu mundo interior donde te acompañaré con mi maleta cargada de recursos y propuestas y tú decidirás cuál quieres explorar. Ni tú ni yo sabemos que nos deparará el viaje hacia la conexión con tu alma pero dejaremos que suceda la magia.
Por esta razón, amo, disfruto y me encanta hacer terapia, porque me sorprende, nunca se que nos va a tener preparado el universo, para mi, es un viaje hacia lo desconocido donde me siento confiada, receptiva y preparada para acompañarte en cada experiencia. Y para ti, es un viaje hacia la mejor versión de tí misma.
La aventura de ser tú misma
Espero que este escrito haya disipado tus dudas, hostilidad o miedos a este espacio o gremio y si algún día decides embarcarte en esta aventura no sientas que vas al matadero. Todo lo contrario, que puedas alzar tu voz orgullosa de contar que vas a terapia, sabiendo que esto significa ser una mujer consciente, poderosa, valiente, responsable y comprometida con tu sanación y aprendizaje de vida.
Y si te encuentras con un espacio terapéutico donde no te sientes respetada, escuchada, atendida y libre, te recomiendo que te retires ya mismo de ahí!! Que no te lo vendan bajo la etiqueta de “confrontación sana” o “que eres muy neurótica” o “que son tus resistencias”.
El respeto mutuo y la igualdad son esenciales, escucha tu voz interior y que nadie te tome el pelo.